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La exposición, comisariada por Jon Cazenave, parte de la selección de 12 fotolibros de la Colección Gabriela Cendoya Bergareche que se han ofrecido a otros tantos artistas vascos, cuatro de cada una de las tres disciplinas, para que ofrezcan su análisis y compartan su mirada. 18 publicaciones adicionales completan una muestra cuyo resultado es una aproximación plural y diversa a esta realidad, relacionando el cine, la música y la literatura con la fotografía y los libros.
En palabras del comisario, Jon Cazenave:
El fotolibro es más que un libro compuesto de fotografías, es un objeto artístico donde las imágenes pierden su carácter autónomo para estructurarse en una secuencia de contenidos, con una intención narrativa y un ritmo visual único que construye un discurso creativo singular e irrepetible en otro formato.
El creciente interés por el fotolibro, entendido como obra artística en sí misma, está viviendo una importante expansión, avalada por los numerosos eventos nacionales e internacionales dedicados a su análisis y significación.
El interés de Gabriela Cendoya por los libros de fotografía contemporánea se despertó en la década de los noventa en la librería Mollat de Burdeos, tras descubrir el potencial artístico que contienen estas publicaciones en la creación actual. La posterior lectura de Thephotobook: A history, Vol.1, de Martin Parr y Gerry Badger, publicado en 2004, le hizo ser consciente de estar coleccionando fotolibros, una denominación para los libros de fotografía de autor/a, desconocida por el gran público en aquella época.
Más de 20 años después de estas dos circunstancias germinales, la Colección Gabriela Cendoya Bergareche se compone de más de 3.000 ejemplares y se encuentra depositada en la Biblioteca del Museo San Telmo, abierta al público para su estudio. Se trata de una de las colecciones internacionales más relevantes de este género, no solo por su volumen, sino por la calidad de los títulos seleccionados, muchos de ellos hoy imposibles de encontrar y que son fruto de las relaciones personales y profesionales que Gabriela ha establecido con los y las creadoras que la conforman.
El fotolibro es más que un libro compuesto de fotografías, es un objeto artístico donde las imágenes pierden su carácter autónomo para estructurarse en una secuencia de contenidos, con una intención narrativa y un ritmo visual único que construye un discurso creativo singular e irrepetible en otro formato. El creciente interés por el fotolibro, entendido como obra artística en sí misma, está viviendo una importante expansión, avalada por los numerosos eventos nacionales e internacionales dedicados a su análisis y significación. En ese contexto, la digitalización y la accesibilidad a los medios de producción han tenido un efecto expansivo en la edición de nuevos títulos. Se producen, se leen y se coleccionan más títulos que nunca y el fotolibro constituye hoy un género artístico singular, contemporáneo e inmediato.
Las imágenes deberían ser consideradas como textos visuales ya que representan elementos que las orquestan y le dan un sentido estético.
Fruto de esta efervescencia, el proyecto "3x4=ORAIN. Cine, música y literatura en el fotolibro", profundiza en el estudio y conocimiento de la Colección Gabriela Cendoya Bergareche mediante su análisis desde el ámbito del cine, la música y la literatura, tres disciplinas que mantienen un profundo vínculo con estas ediciones.
Entender el cine como la observación de un hecho inserto en el flujo del tiempo permite comprender la influencia capital de esta disciplina en la forma de concebir e interpretar un fotolibro. Siguiendo esta lógica, las fotografías devienen planos cinematográficos que son secuenciados para ser visualizados en el tiempo y el espacio.
La construcción de la secuencia de fotografías en estos libros presta especial atención al ritmo y está muy próxima a la estructura musical, en la cual la interpretación lógica no es tan importante como el juego de las emociones transmitidas. En el fotolibro, las imágenes se editan en base a aspectos como el color, el tono o la forma para construir una obra unitaria que, como sucede con la música, debe ser interpretada. La acción de pasar las páginas construye así el ritmo propio de cada obra en el momento mismo de ser contemplada. Cada fotolibro adquiere una duración, una significación particular en las manos de cada lector, convirtiendo cada lectura en un recorrido personal y único.
Las fotografías que componen la secuencia del libro están ordenadas con una única intención: construir una narración para ser interpretada. Esta sucesión de imágenes se vale a menudo de figuras literarias, como la elipsis o la metáfora, para relatar hechos complejos mediante una retórica visual abierta y sujeta a múltiples lecturas.
Hasta octubre de 2022, el museo ha programado una serie de actividades en torno a la exposición: charlas, excursiones, talleres infantiles... Consulta la agenda completa.
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